El deporte es una de las actividades que más contribuyen al desarrollo tanto físico como psicológico del ser humano y, especialmente, de los niños. Coincidiendo con la celebración del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, queremos mostrar cómo el deporte puede servir de vía de integración para los niños que padecen algún tipo de limitación física o psicológica y, además, cómo su práctica regular puede ayudar al desarrollo de sus facultades.

Antes de nada, es importante aclarar que la gran mayoría de deportes pueden adaptarse a personas con alguna discapacidad siguiendo unas pautas básicas muy sencillas. El deporte es una necesidad para los niños, independientemente de sus características físicas e intelectuales, así que es importante que ellos mismos manifiesten sus preferencias y que los adultos les ayudemos a ir cumpliendo sus metas y a mejorar poco a poco sus habilidades motoras, de fuerza, de equilibrio y de resistencia. De hecho, los niños con una capacidad motriz más limitada, con discapacidad visual, auditiva o intelectual, requieren seguir unas terapias y ejercicios específicos, algo que se puede completar con prácticas deportivas adaptadas.

Los deportes de equipo como baloncesto o voleibol son muy recomendables para los niños que están en silla de ruedas, ya que su práctica está muy normalizada y la silla permite realizar los desplazamientos por la cancha bajando tan sólo la altura de las canastas o la red.

Otra opción de actividad deportiva apta para niños con discapacidad que sean más introvertidos y les cueste más relacionarse con los demás puede ser la práctica de deportes como tiro con arco o bicicletas con pedales de mano. Es importante tener en cuenta que a estos niños les cuesta adaptarse a las normas y a la velocidad de un grupo, así que un deporte solitario les puede ayudar a desarrollar su confianza, su concentración y su afán de superación.

En cuanto a los niños que padecen algún tipo de discapacidad intelectual, el deporte puede ser una vía maravillosa para mejorar su autoestima y regular ciertos trastornos de conducta, además de ayudarle a integrarse de una manera más sencilla en el grupo.