Llega la Navidad y, con ella, los excesos a la mesa. Los dulces y las comilonas son una constante estos días, así que tendremos que extremar los cuidados con los más pequeños si queremos que su alimentación no se descontrole y que no sufran pesadas indigestiones.

Si todo el año mantenemos cierto orden alimenticio, ¿por qué no lo seguimos también durante Navidad? Estos días son maravillosos para disfrutar en familia de platos tradicionales, lo que no implica que comamos de más. Así, es importante llevar a cabo unas pautas básicas, como el consumo de cinco raciones de fruta diarias y al menos dos litros de agua, ya que nos ayudarán a estar hidratados y, por tanto, a tener cierta sensación de saciedad para no llegar con ganas de arrasar con los platos.

Intenta también que los niños no lleguen a la comida o a la cena con el estómago vacío. Si se saltan el tentempié de media mañana o la merienda habitual tendrán más hambre y será más difícil que controlen la cantidad de alimentos que toman después.

Así, procura que los entrantes y los platos principales de las cenas sean ligeros, sin demasiadas salsas o especias que puedan dificultar la digestión. E intenta también no comprar ‘a lo loco’. Piensa bien tu menú y compra en función de él, sobre todo los turrones, mantecados y dulces. Si compramos y cocinamos más de la cuenta significa que habrá más comida en la casa  y, por tanto, muchas más tentaciones no necesariamente sanas.

Es muy importante no descuidar tu actividad física regular durante estos días. Todos sabemos que con tantas reuniones familiares y de amigos es difícil sacar un hueco para el deporte, pero seguro que te sentará de maravilla moverte algo y no perder la forma que has trabajado durante todo el año.

 

Recuerda que, como en todos sitios, el sentido común es imprescindible a la mesa. Comer con mesura es la mejor forma de evitar problemas unas horas después. Pero, si pese a todo crees que os habéis colado con la comida, prueba a dar un paseo tranquilito en familia después de la cena; os ayudará a bajar un poco el atracón y a no acostaros demasiado pesados, además de permitir que sigáis pasando un rato de lo más divertido.