Afrontar la vuelta a las clases y a las rutinas del curso escolar requiere que encaremos nuestros días con grandes dosis de energía. Algo que encontraremos, tal y como hemos insistido en varias ocasiones desde este blog, en nuestra dieta diaria. ¡Sólo los buenos propósitos no bastan! ¿Tenemos ya un plan nutricional equilibrado y adaptado a las necesidades de grandes y pequeños? Hoy os ofrecemos unos cuantos consejos para que os sea más llevadero.

No se trata de regentar el menú diario de un restaurante, ni el de un comedor escolar, aunque es cierto que en los frigoríficos de muchos hogares cuelga un calendario en el que puede leerse el menú semanal. Planificarlo con antelación puede ser de gran ayuda pero, si prefieres ir por libre y dejar espacio a la improvisación, también deberías atender a unas cuantas claves.

1) Toma los alimentos espaciándolos en 5 raciones diarias. Esto evitará atracones innecesarios y ayudará a que la ingesta de verduras y frutas sea más fácil. Si llegamos a la hora del almuerzo con un hambre atroz, tenemos más posibilidades de comer lo primero que tengamos a mano, sin pararnos a pensar si es saludable o no, ¿verdad? Por eso un pequeño bocadillo o un par de piezas de fruta a media mañana y a media tarde hará que los peques crezcan más fuertes.

2) Planifica el menú pensando en si aportan los nutrientes y vitaminas recomendados diariamente. Las comidas principales deberían incluir carbohidratos (patatas, pasta, arroz), legumbres, proteínas (mejor de carnes magras, pescados y huevos) y verduras. Reduce los fritos y rebozados y apuesta por la cocción, la plancha, el vapor y el horneado como forma de cocinar los alimentos. Complementa lo que hayan almorzado con algo distinto por la noche. Un menú equilibrado se quedaría en algo así: Almuerzo: crema de calabacín con patatas y quesitos; pechuga de pollo al horno con salsa de zumo de limón; pan y fruta. Cena: sopa de estrellitas; filete de lenguado a la plancha; pan y fruta.

3) Juega con la presentación de los platos. Las fobias a determinados alimentos son muy comunes en edades tempranas, por lo que puedes camuflar algunas verduras con presentaciones divertidas. En internet encontrarás un buen puñado de ejemplos originales y que no te llevarán mucho tiempo.

4) Anima a los pequeños a que participen en la cocina. Seguro que les divierte colaborar en la preparación de los platos y además así se familiarizan con los alimentos, ampliando su conocimiento de los mismos y aceptando la idea de tener una alimentación sana ya desde la base.

5) ¡Presta mucha atención al desayuno! Se trata de la comida más importante del día, ¡nunca insistiremos lo suficiente! Lo ideal es que los peques se levanten con tiempo para poder sentarse tranquilamente a disfrutar de un desayuno consistente, que incluya productos lácteos, fruta y pan o cereales sin azúcares añadidos. Un pequeño ritual por el que tendrán que sacrificar unos minutos de sueño, pero que les dará energía para aprender cosas nuevas en el cole, jugar, practicar deporte, divertirse, y contaros todo sobre su día al final de la jornada.