Para los más pequeños de la casa, la Navidad es sinónimo de vacaciones, regalos y pasarlo bien.

Estas fiestas de finales de año son perfectas para compartir con ellos divertidos momentos: poner el árbol de Navidad, cocinar juntos ricas recetas, cantar villancicos y enseñar juegos tradicionales a los que sus padres jugaban de pequeños.

La infancia y la adolescencia no son solo etapas de crecimiento físico, son fases en las que resulta fundamental la formación en hábitos saludables y valores, así como el desarrollo intelectual y emocional. ¡Absorberán como esponjas todo lo aprendido en estos años!

Aprovechando que tienen dos semanas de vacaciones, ¡dedícales todo el tiempo posible! Es el momento de recuperar juegos tradicionales como el pilla-pilla, el escondite o la visita a los columpios del parque. También podéis cocinar galletas con formas divertidas: de árbol de Navidad, reno o camello, y vuestro propio roscón de Reyes. Deja que escondan la sorpresa donde quieran, ¡serán los únicos en saber el secreto!

Una tradición que seguimos generación tras generación es la de escribir la carta a los Reyes Magos. Enséñales que no solo deben pedir los regalos que quieren recibir esa noche tan especial, sino explicar a sus majestades de Oriente lo bien que se han portado durante el año.

¡En Navidad cada momento es especial! Es el momento perfecto para que los niños participen en la decoración. Además del árbol, podéis colocar un belén, una corona de muérdago en la puerta de entrada, centros de mesa con motivos navideños o incluso fabricar los adornos vosotros mismos.

Otra actividad que padres e hijos pueden compartir son las felicitaciones de Navidad. Enviar y recibir tarjetas navideñas de seres queridos es parte del encanto de estas fiestas, a los pequeños les hará especial ilusión tanto saber de familiares que viven lejos, como dedicarles una felicitación hecha por ellos mismos.

¡Os deseamos unas Felices Fiestas!