El curso escolar resulta divertido para la mayoría de los niños, ya que el colegio es un lugar de encuentro con compañeros de clase y amigos, y las actividades extraescolares ayudan a que pasen las tardes entretenidos. Sin embargo, el cambio de hábitos puede resultar tan estresante para los pequeños, que incluso llegan a sufrir depresión post-vacacional.

Este síndrome no es exclusivo de los adultos, y es que a los niños también les cuesta volver a adquirir una rutina en cuanto a horarios, alimentación y actividades de un día para otro.

Los síntomas varían dependiendo de la edad, pero los más comunes son insomnio, llantos, problemas digestivos, cambios en el humor y hasta rechazo al colegio. Los padres deben identificar el problema y mostrar los aspectos optimistas de la vuelta al cole a sus hijos, para que comiencen ilusionados y felices la nueva etapa.

Hay puntos muy positivos de recuperar la rutina diaria. Propón a los peques hacer una lista con lo que más les gusta de volver a las clases y participa activamente añadiendo algún punto que hayan olvidado, como el reencuentro con los compañeros, dormir de nuevo en su cama y volver a disfrutar de sus juguetes y videojuegos.

Para huir de cambios muy radicales, planifica el regreso gradualmente. Por ejemplo, comienza cuanto antes a recuperar hábitos de sueño saludables: deben irse a la cama sobre la misma hora y no levantarse muy tarde.

Por último, evita transmitir a los niños que la vuelta a la rutina es algo negativo. Como ya sabemos, los peques son nuestro vivo reflejo, ya que tienden a imitar el comportamiento y los hábitos de sus padres. Así que actúa con normalidad y optimismo frente a los cambios que se avecinan con la llegada del mes de septiembre.

¿Y vosotros? ¿Qué hacéis para que la vuelta al cole sea más llevadera para todos?