Los 12 mitos que rodean al acoso escolar

Los 12 mitos que rodean al acoso escolar

Los casos de acoso escolar no dejan de aumentar. Según el II Estudio sobre bullying y ciberbullying, elaborado por la Fundación ANAR y la Fundación Mutua Madrileña, estos se duplicaron en 2016 con respecto a 2015 y crecieron un 240% en los dos últimos años. Además, otras cifras oficiales del Estado aseguran que entre el 9% y el 24% de los estudiantes españoles sufre acoso escolar.

En torno al bullying giran una serie de bulos que restan importancia a lo que tenemos que considerar un problema social que merma las capacidades, el bienestar y el desarrollo de los niños. A veces, los padres ignoran que su hijo puede ser una víctima, aunque también puede ser el acosador. Desde la Copa COVAP, en colaboración con la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE), se aboga por establecer medidas preventivas y anticiparse al problema como método para atajar esta lacra.

Para ello, hay que conocer cuáles son los mitos más presentes, lo que nos ayudará posteriormente a establecer las pautas de actuación correctas. Un objetivo por el que la AEPAE lleva tiempo luchando y, por eso, ha elaborado esta guía en la que desmonta un total de 12 creencias erróneas sobre el acoso escolar:

1) Son cosas de niños

El acoso escolar no es un juego y no resulta divertido para la víctima, ya que puede dejar secuelas a nivel físico y psicológico.

2) Los niños pequeños no acosan

A veces, el niño percibe un beneficio a la hora de acosar a algún compañero. No hay que confundir intencionalidad con conciencia de daño. Los niños pequeños sí pueden acosar.

3) Solo les pasa a los tímidos e introvertidos

La singularidad y la oportunidad son factores que pueden llamar la atención del acosador a la hora de perpetrar el abuso. No existe un perfil concreto de víctima ni de acosador o acosadora.

4) No hay que hacer caso al acoso: termina desapareciendo por sí solo

No debemos pensar en que no hacer nada es la solución, ni en que estos abusos cesan sin motivo. Hay que reaccionar justo en el instante en que se producen casos de maltrato.

5) Si no hay agresiones físicas, no es acoso

El acoso escolar verbal y psicológico también son un tipo de violencia, incluso más dañinos que la física, pero no se perciben a simple vista.

6) Si no pasa muchas veces, no es acoso

Si el acoso de cualquier tipo se repite en tres o más ocasiones, deja de ser casual y comienza a ser reiterado y sistemático.

7) El acoso escolar ha existido siempre

La cultura describe la violencia como algo atractivo. A esto hay que sumarle la pérdida de respeto que sufren los padres y tutores, o el uso de redes sociales para acosar con más virulencia.

8) El colegio ha hecho lo que debía

Los protocolos de actuación no suelen solucionar el problema. Son reactivos y se ponen en marcha cuando el daño ya está hecho y a menudo son la excusa para salvaguardar la responsabilidad del centro escolar.

9) Mi hijo no acosa

Los padres suelen aceptar que su hijo es víctima, pero no que es acosador. Por ello son necesarias las sanciones educativas y la reeducación.

10) ¿Cómo no me he dado cuenta de que mi hijo sufre acoso?

Es algo que suele permanecer oculto ante los ojos de los padres y, cuando aparecen las señales que indican maltrato reiterado, ya es demasiado tarde. Conversa con tus hijos y trata de entender sus problemas.

11) No hay nada que hacer

Debe haber medidas reactivas, como la protección y el empoderamiento de las víctimas, la sanción educativa hacia los acosadores y la responsabilidad civil subsidiaria hacia cualquier adulto que lo permita.

12) El cambio de colegio es la mejor solución y a los acosadores hay que expulsarlos

Cambiar de centro escolar genera sentimiento de culpa en la víctima y la sensación de que la violencia es rentable para los acosadores.