Los estudios avalan lo que ya sospechábamos: Si hacemos ejercicio a diario, seguramente nuestros hijos también lo practicarán. Hasta hace relativamente poco, echábamos mano del refranero popular para afirmar que los adultos condicionamos el comportamiento de los niños. Y así es.

Un informe presentado recientemente por el Instituto de la Salud Infantil del University College de Londres, ha revelado que la actividad física que realizan las madres, está directamente relacionada con la de sus hijos.

El objetivo del estudio era analizar la importancia de seguir haciendo ejercicio en la edad adulta y cómo muchas mujeres abandonan este hábito cuando son madres. Un hecho que podría repercutir en el ejercicio físico que realizan los pequeños.

El estudio se ha llevado a cabo con madres de niños menores de cuatro años y los resultados confirman el objetivo inicial. Los hijos de las madres que realizan menos ejercicio físico, desarrollan comportamientos más sedentarios.

Aún se desconoce si la relación entre la actividad física de la madre y su hijo se prolonga conforme los niños van creciendo. Asimismo, queda por concretar si los hábitos del padre también influyen a edades tempranas.

Por ello, es necesario que, a pesar de todas nuestras obligaciones, nos concienciemos y dediquemos un espacio de tiempo al día a ejercitar nuestro cuerpo. Con ello, lograremos un doble beneficio: mejorar nuestra salud y la de los niños.