Los niños españoles de entre 4 y 12 años pasan una media de dos horas y media al día ante el televisor, cuando el tiempo ideal de exposición no debería superar los 60 minutos diarios. Ese tiempo que el niño dedica a ver la televisión no es malo en sí mismo; es malo porque es tiempo que le resta a actividades tan importantes para su desarrollo personal e intelectual como es el trabajo escolar, la lectura, el juego, la interacción con la familia o el desarrollo social.

Actualmente, es cierto que la televisión ofrece contenidos educativos dirigidos especialmente a los más pequeños, aunque el problema para los padres es que, en realidad, la programación que llega a los niños está repleta de escenas con un alto grado de contenido violento, sexual y que fomenta valores que muy poco tienen que ver con una vida saludable.

Limitar el tiempo que los niños permanecen sentados ante la televisión no es una tarea fácil. Os dejamos algunos consejos para que los padres podáis conseguir vuestro objetivo de una forma progresiva y nada traumática para los pequeños:

  • Elegid previamente entre todos los programas que merecen la pena o que más os gustaría ver. Sentarnos sin más frente al aparato hace que veamos muchos contenidos que en realidad no nos gustan y que no aportan nada.
  • Decide un tiempo determinado de televisión encendida al día.
  • Asegúrate de que tu hijo ha cumplido con sus tareas antes de ponerse a ver la televisión.
  • Ten el mando a distancia lejos. Si necesitas levantarte para encender la televisión o cambiar de canal, seguro que te lo piensas más que si lo tienes justo a tu lado.
  • Busca alternativas al tiempo que pasas en familia delante de la televisión, como dar un paseo, cocinar juntos o jugar a las cartas.
  • Aprovecha las comidas para hablar y comunicarte en familia en lugar de ver la televisión y no intercambiar ni palabra.
  • Evita que, cuando vayan a ver la televisión, se lleven al sofá patatas o frutos secos. Los contenidos normalmente ejercen una sensación de adormecimiento que les llevará a terminar la bolsa o a comer mucho más de la cuenta de forma inconsciente.
  • No uses la televisión como una recompensa; nunca será un buen premio que un niño pase tres horas seguidas sentado frente a un aparato electrónico.