La época estival es una época para disfrutar en familia. El tiempo libre nos permite realizar actividades todos juntos. ¿El problema? El calor puede ser un inconveniente a ciertas horas y debemos tener cuidado con los más pequeños para que no sufran deshidratación ni golpes de calor.
Sin embargo, tenemos un aliado para practicar deporte todos juntos en esta época: el agua.  Evita el calor junto con los más pequeños en la piscina o la playa. Por ello, queremos daros algunos consejos de cómo podemos divertirnos en el agua mientras realizamos ejercicio sin apenas darnos cuenta y mantenernos activos en vacaciones. ¡Toma nota!

¡A nadar!

Empezamos con algo muy sencillo: nadar. La natación es un gran aliado del desarrollo físico de los niños ya que influye positivamente en muchos aspectos físicos. Para motivar a los más pequeños os proponemos el mítico juego del ‘pilla, pilla’, pero dentro del agua. Los papis harán que sus hijos naden para pillarlos. Un juego sencillo, con mucha actividad física y que estrecha las relaciones.

Carrera de obstáculos

Crea un circuito con diferentes retos, como saltar la toalla, pasar por el agua saltando las olas, esquivar chanclas y pisar conchas. Ejercicio físico, diversión en familia y, al llegar a la meta, ¡la merienda!

Carrera de colchonetas

Comenzamos con la señalización del punto de partida. Tras ello, inflamos dos o tres colchonetas y cada niño se sube a una de ellas. Tendrán que remar con los brazos tan rápido como puedan para conseguir ganar.

Este juego también se puede hacer en la arena y resulta muy divertido. Los participantes se colocarán en la casilla de salida con una colchoneta entre las piernas. Cuando se dé el pistoletazo de salida, tendrán que correr hacia la meta, pero siempre manteniéndola entre los muslos. Echaréis unas risas todos juntos porque no es nada fácil.

¿Y si le tienen miedo al agua?

En muchos casos, por la edad del niño o por sus propias circunstancias, no son amigos del mar o, incluso, de la piscina. Entonces tenemos que hacer que lo pierdan poco a poco. ¿Cómo? Enseñándoles que el agua es un medio distinto y que, aunque le tengan que tener respeto, no deben tener miedo. Empezar por zonas donde hagan pie, o sentados en un escalón bajito. El primer juego puede ser salpicarse, algo muy sencillo con lo que los niños disfrutan y se mueven; pasarse una pelota o saltar en la orilla del mar los mantienen activos y comienzan a confiar en sí mismos.

¡Al agua, patos!