Conforme pasan los años, la población va siendo más consciente de que una adecuada salud reside en adoptar hábitos saludables en la vida diaria. Y, sobre todo, que ese conjunto de pautas deben ser inculcadas desde tempranas edades, para que el organismo vaya modelándose en base a esos patrones, con el objetivo de crecer sanos y fuertes y tengamos en un futuro una menor probabilidad de contraer enfermedades asociadas a una nutrición deficitaria o al sedentarismo.

Esta es una de las máximas que promovemos desde la Copa COVAP, por ello fomentamos el consumo de una alimentación equilibrada y saludable desde la infancia, que aporte todos los nutrientes necesarios. Y todo ello acompañado de ejercicio físico, que además de permitir un correcto desarrollo del organismo les ofrezca a los niños y niñas mayores habilidades de socialización y un mayor impulso de sus capacidades cognitivas y académicas.

Concluimos pues que para los núcleos familiares resulta fundamental incluir de manera paulatina este tipo de hábitos saludables desde tempranas edades. A continuación, desde la Copa COVAP queremos ofrecer una serie de aspectos clave a tener en cuenta para que este proceso sea lo más eficaz posible, y que nuestros hijos crezcan bajo un marco saludable.

  • Debemos tener en cuenta que resultará menos eficaz imponer este tipo de hábitos entre nuestros hijos. No debemos ser estrictos, ya que lo verán como una obligación y dejará de ser atractivo para ellos. En este sentido, es ideal incorporar este tipo de hábitos poco a poco, normalizándolo. Los niños son esponjas, por lo que, además, los padres y madres debemos cumplirlo, ya que si no predicamos con el ejemplo, será mucho más difícil que los niños lo repitan. Es decir, si la familia practica hábitos saludables es mucho más fácil convencer a los hijos de que hagan lo propio, y sus efectos se prolongarán a lo largo de toda la vida.

 

  • Hay que prestar especial atención en prohibir determinados alimentos que pueden que no sean muy nutritivos. Sería mejor limitarlos poco a poco, fomentar sus versiones más saludables frente a estas y hacer más atractivo el consumo de frutas y verduras jugando con formas y colores.

 

  • Plantear rutinas es muy útil para que los niños se acostumbren a realizar este tipo de acciones saludables. Desayunar a una hora determinada, ayudar a poner y quitar la mesa, fijar un tiempo al día para estudiar y para jugar, lavarse los dientes después de cada comida…

  • No debemos confundir comer sano con pasar hambre. Existen múltiples opciones y propuestas de alimentación saludable y, a su vez, para sentirse saciados. En este sentido, para mantener un peso adecuado debemos comer al menos 4 o 5 veces al día, para que el proceso de digestión haga su trabajo y al final del día no tengamos la sensación de hambre, que nos haga comer más de lo debido a minutos cercanos al descanso nocturno.

  • Para que la incorporación de estos hábitos sea más llevadera y tomen una mejor conciencia de ello, podemos introducirlos mediante juegos. Por ejemplo, a la hora de la higiene de manos, podemos verter lentejuelas o purpurina en nuestras manos y enseñarle a los niños que un adecuado lavado de manos consiste en tenerlas limpias totalmente, así podrán darse cuenta de que pueden existir en la superficie bacterias que, a simple vista, pueden no apreciarse, y darse cuenta de la importancia de realizarla correctamente. O para fomentar el reciclaje, podemos construir pequeños tableros de baloncesto de diferentes para colocarlos en los diferentes cubos de basura, formando canastas, para que depositar cada residuo en su lugar adecuado sea más divertido. En definitiva, realizar propuestas simples pero eficaces.

  • El tiempo de exposición en edades infantiles a las pantallas digitales ha tenido un gran incremento, sobre todo a raíz del confinamiento. Esta creciente situación puede aumentar los casos de empeoramiento de la salud visual, por lo que es fundamental reducir y establecer tiempos de los niños jugando al ordenador, tablets o videoconsolas. Es preferible fomentar las actividades al aire libre en familia, o también a través de los juegos de mesa o manualidades, donde aunque también se trabaje la visión cercana, no se está expuesto directamente a las radiaciones de los monitores.

  • La lectura también es un hábito que debemos inculcar desde pequeños, ya que repercutirá positivamente en el ámbito académico. Si aún no tienen edad de leer por sí mismos o no tienen aún el hábito instalado, antes de acostarse podemos leer un cuento y hacer poco a poco que sean ellos los que lo lean.

  • En ocasiones, imponer una alimentación determinada puede ser contraproducente, en especial si no les llama la atención a simple vista. Es recomendable ofrecer, dentro de las posibilidad, diferentes opciones saludables para que ellos mismos puedan elegir y hacer que se sientan partícipes. Es muy importante que los niños estén presentes en todo el proceso que conlleva las comidas, y por supuesto, esto incluye la compra en el supermercado. Es el momento adecuado para enseñarles cómo son los productos en su origen, sin cocinar, y que sean ellos quienes elijan las frutas que van a comer o propongan su comida o cena favorita dentro de estas opciones saludables marcadas.